El centro geofísico albergó la presentación del libro que cuenta la vida de Olaf, quien desde su patria nórdica recorrió el mundo para luego desarrollar su trabajo en Pilar.
Se realizó en Pilar la presentación del libro de Olaf Schou Lützow-Holm, uno de los directores que perteneció al Observatorio Geofísico y Meteorológico, que pronto cumplirá 120 años.
Este punto científico Argentino inaugurado en 1904, tuvo su importancia a nivel mundial, por detrás de Estados Unidos y Alemania, durante sus primeros cincuenta años, convirtiéndose así en el primero en Latinoamérica.
Aunque quién fue Olaf? Este personaje noruego colaboró en el aporte de cartas magnéticas que contribuyeron a la navegabilidad marítima y aérea.
Es a través de Marisol Gileno y María Laura Lapadula que se podrá ahondar en su vida gracias a una labor de investigación realizada que comenzó en Rosario y recorrió distintos lugares del mundo.
La presentación, cargada de emotividad, contó con la presencia de Jorge, su hijo, quien más allá de aportar datos para el libro, se sorprendió al conocer tramos de la vida de su padre que no conocía.
Cuenta Jorge, que “fue un científico sin estudiar”, una persona que viajaba mucho, también un estudioso pasional.
Este personaje comenzó su viaje a los 10 años, comenta Marisol, y perteneció a una familia que tenía muchas virtualidades, una de ellas recorrer el mundo y dejar hitos en esos recorridos.
Adentrarse al personaje fue realmente sorprendente, un descubrimiento, y su hijo cuenta sus sensaciones y algunos detalles de la personalidad de Olaf
Este encuentro tuvo momentos de emoción cuando distintos “compañeros” comenzaron a dar cuenta de anécdotas, hasta el momento de recordar la partida de Olaf, con la canción de Carlos Gardel «Adiós Muchachos»
La realización de esta investigación, tuvo un objetivo claro, dar a conocer el recorrido de vida y la trayectoria de vida de Olaf, detalles que no era bueno que se perdieran.
La recopilación de información llevaron a Marisol y María Laura por distintos lugares, y es así como llegan al museo del Servicio Meteorológico Nacional, en la ciudad de Córdoba.
El libro repasa no solo datos científicos que fueron de gran ayuda para conocer el geomagnetismo, sus viajes que sirvieron para acompañar sus estudios, sino también quién era Olaf Schou Lützow-Holm.
Una de las investigadoras, Marisol Gileno, brinda detalles del libro y como se llevó a cabo el proceso de acceder a la información bibliográfica
La recepción de un mensaje fue para Silvana Ricci, subdirectora del museo de Servicio Meteorológico Nacional en la ciudad de Córdoba, lo que motorizo el acompañamiento para brindar datos de Olaf a las investigadoras.
La apertura al público en general de este ámbito científico es uno de los grandes objetivos que se ha propuesto.
Hace un tiempo el museo en la ciudad de Córdoba abrió sus puertas, en esta oportunidad y gracias a la presentación de la vida de un pasional noruego que recalo en Pilar, otro espacio del SMN se abre al visitante.
La localidad nos presenta este rincón poco conocido, que cumple una gran labor en el campo del geomagnetismo, la geofísica, la meteorología y que en el 2024 cumplirá 120 años.
Señala Silvana que se viene realizando distintas acciones para que estos lugares históricos puedan ser visitados, a tal fin se están realizando tareas que permitan dar a conocer ese relato del tiempo.
Esta puesta científica y bibliográfica estuvo acompañada por el intendente de la localidad de Pilar, Leopoldo Grumstrup, quien señalo que desde la comuna también se brindará acompañamiento a las acciones sugeridas por el SMN.
La jornada tuvo magia, emoción y el espíritu de la amistad se adueñó de todo el espacio, muchos compañeros de trabajo se hicieron presente para dar cuenta de la trayectoria de Olaf
Uno de ellos, Gustavo, relato las últimas horas de este personaje noruego en tierras pilarenses, su detalle pinto aquel momento, hasta la canción que sonó en ese momento.
Contó Gustavo, Olaf solicitó que se cantará el tema de Carlos Gardel “adiós muchachos”, posterior a ello se subió a un sulky y luego de andar por los caminos de tierra, llego a la ruta 9 de asfalto, se bajó, levanto su sombrero, dijo salud y partió.