El lugar donde descansa la historia de jóvenes argentinos que dieron su vida por la patria.
Ubicado en terrenos el ex ferrocarril el Museo Nacional de Malvinas en Oliva, aquí se encuentran reliquias y material de guerra que recuerda un hito en la historia contemporánea argentina.
Nos pusimos en contacto con uno de los colaboradores, Federico Boni, de profesión camionero, quien nos contó detalles de trascendencia de este lugar que es punto de encuentro tanto para veteranos, familiares y visitantes de todos los puntos cardinales.

Federico nos cuenta que el orígen de la idea nace en la niñez de su actual presidente, Gabriel Fioni, que con 13 años, y cuando corría en el año 1982, queda muy conmovido tras leer la noticia, en la revista Gente, de la muerte del piloto. Capitán Gustavo Argentino García Cuerva.
En ese tiempo, Gabriel vendía sándwich en oficinas y entidades bancarias de la localidad, y luego de leída la nota se propuso juntar dinero para entregárselo a la viuda del piloto. El dato a resaltar, comenta Federico, es que en ese tiempo, año 1982, no existían las redes sociales, ni tampoco los celulares, es por ello que el emprendimiento tiene un importante valor.
Ya en 1983 o 1984, tras leer «Dios y los Halcones», toma contacto por carta con su escritor, Pablo Carballo, quien luego de un tiempo lo invita a Gabriel a Villa Reynolds, en la Provincia de San Luis, donde esta ubicada la V Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina.
Hasta allí llega Gabriel, con un sobre con 2000 a 2500 pesos, «toda una fortuna para esa época» denota Federico. El objetivo dárselo a Pablo. Obviamente Carballo no se lo recibe y a cambio le pasa la dirección domiciliaria de las viudas y familiares de los caídos en la contienda bélica para que les escribiera, algo que llevo a cabo todos los años.
A lo largo de 10 años mantuvo contacto epistolar con cada familia, algunas respondían otras no, hasta que tras conmemorarse el décimo aniversario de la guerra, año 1992, es invitado a la Escuela de Aviación Militar. En ese momento es presentado a todos y el momento fue muy emotivo para todas las partes que estaban involucradas.
Este relato de Federico es importante para abrir las puertas y recorrer cada centímetro del museo ya que a partir de aquel momento vivido en 1992, las distintas familias donan pertenencias de sus seres queridos y ese es el comienzo material del museo.
El predio del museo tiene 2 hectáreas aproximadamente, toda parquizada, y cuenta con una réplica a escala 1 a 1 de la proa del crucero Gral. Belgrano, ahí se guardan todas las donaciones y las reliquias que pertenecieron a soldados de las 3 fuerzas militares.

Además encontrás también un vehículo anfibio a ruedas (Var), 4 aviones, de los cuales 3 son, un bombardero Canberra, un A-4C Skyhawk, y un M-5 Dagger, todos participaron en el conflicto. Son aviones que se recuperaron de la chatarra, habían sido dado de baja, canibalizados y el equipo del museo con el transcurso de los años y buscando manuales, y revolviendo en los depósitos de Fuerza Aérea, logro dejarlos en el mismo estándar que tenían al momento del hecho bélico, hasta con la última perilla, su asiento eyectable, los mandos. Se hizo con el rigor histórico que el museo debe tener. En el caso del Dagger llevo casi 10 años de trabajo.

Hay otra historia que Federico resaltó y es la del casco sobre el cual se realiza el minuto de silencio cada año. Se trata de una donación realizada por la viuda del piloto Teniente Jorge Casco, quien perdió su vida al chocar en una isla por la cerrada climatología que reinaba en el momento de vuelo. Los restos de su cuerpo y del avión fueron encontrado mucho tiempo después.
El museo también tiene una muestra que es itinerante con material que no es histórico, sino de época, con uniformes, carpas y otros elementos para que los chicos vean cómo iban vestidos los soldados, elementos de supervivencia
Si querés visitar el lugar debes ponerte en contacto ingresando a la pagina de Facebook del Museo.
Hay algo que es importante y creo que no es un dato menor, Federico comenta «siempre que le dice a un niño que un veterano de Malvinas te cuente lo sucedido, es como tener al Sargento Cabral que te cuente la batalla de San Lorenzo». De esta manera el relato es en primera persona, y cargado de la emotividad vivida.
Visitar este lugar es no olvidar una gesta de valor y heroísmo que aun es parte de la historia reciente de los Argentinos.
Museo Nacional de Malvinas en Oliva
A continuación la nota realizada a Federico Boni del Museo Nacional de Malvinas.

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