El paraje Mallín aún siente la partida de “Pila” quien dejó su impronta en La cueva de los Pajaritos.
A los 7 años, Luis Pilades Ricci, por primera vez llegaba a esos pagos, solo era un rincón serrano, el cual como todo rincón ocultaba una belleza, esa que lo obnubilo, con el tiempo la adquirió para amarla hasta su último aliento.
Son algunas de las palabras, que a lo largo de una linda charla, Alejandra Ricci dejo soltar al hablar de su padre, Luis Pilades Ricci.

Pila, llego unos años antes de 1960, con 35 años en el bolso, para quedarse “en la sucursal del paraíso número uno”.
Al principio, nos relata Alejandra, “no se contaba con maquinarias, ni luz eléctrica, por ejemplo las escaleras que conducen algunos tramos desde la garganta del diablo fueron realizados a mano, picoteando la piedra.
Sin Luz, sin maquinarias, solo con sus manos y su amor por el lugar, fueron las herramientas para desarrollar los circuitos, tratando de respetar la naturaleza, gracias a su consciencia ecológica
Pilas mallín porque mallín es Pila, así le decían a él, así le gustaba que le dijeran a él, Mallín el paraje es un caserío, y gracias a su aporte es visitado por una gran cantidad de turistas a lo largo del año.

Ingresa a la nota: la cueva de los pajaritos un rincón que sorprende
El parque se completa con unos pequeños actores en este gran escenario, los vencejos o chirrios, por el sonido que emite estas pequeñas aves.
Es la colonia más austral, teniendo en cuenta el dato, en muchas oportunidades convoco a biólogos para estudiarlos.
Son aves que desarrollan su vida en el aire, comen insectos y cumplen pequeños períodos en vuelo y al atardecer bajan, y se guarecen en la cueva.
“Sus nidos están en las rocas” comenta la hija de Pila” y normalmente en tiempo de crecidas, pierden sus nidos y el único huevo que ponen por año, es por ello que el cuidado es mayor” otro importante aporte que desarrollaba Pila.
“Era jodido”, afirma Alejandra, y no tardaron de sumarse las risas en la charla, la conciencia ecológica que impartía era para todos, familia y turistas
Las reglas eran claras, dentro del parque, no se podía comer, tomar mate, ni tampoco fumar, en este último requisito era tajante, a punto tal que alguna oportunidad se enojó con algún visitante.
El miedo era claro, el cigarrillo puede traer aparejado un incendio, y la sucursal número uno del paraíso se vería en problema.
Este legado del cuidado de la naturaleza se continuará con su familia quienes tendrán un importante desafío, continuar la gran labor de Pila.
A continuación la charla que mantuvimos con Alejandra Ricci, en el programa Dejate Llevar que se emite los días sábados de 19 a 21 hs.

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