Se festejó otro año fundacional de la ciudad y los pueblos originarios cuentan su visión, el reconocimiento a su legado, la memoria que sigue viva por su gente.

La celebración por la fundación de Córdoba es la ocasión perfecta para retroceder sobre nuestros pasos y mirar la ciudad, dejando de lado la rutina en la que estamos inmersos.

Esta urbe que crece a diario se olvidó de sus raíces, y solo celebra años contando partes de su legado.

Hubo un tiempo, antes de la llegada del español, en la que los habitantes eran otros, que aún forman parte de nuestra sociedad. 

Tierra de comechingones, sanavirones, hasta ranqueles provenientes del sur, todos asentados a orillas del río Suquía. 

Un 6 de julio de hace 449 años, el sevillano Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, a orillas del que el luego llamo Río San Juan, y contradiciendo las órdenes del mandato virreinal, funda la Córdoba de la Nueva Andalucía.

Aquellos moradores, que se encontraban al momento fundacional, no se reivindican, así lo explica Pablo Reyna, Licenciado en historia y Profesor del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA)

“Para la comunidad representa una fecha, al igual que el doce de octubre, de reflexión, de dolor y de invitación a la sociedad no indígena a pensar profundamente lo que significo este proceso histórico”, señala el historiador.

Con el objetivo de reivindicar la imagen de estos habitantes, Pablo cuenta que desde el ICA se ha propuesto el 5 de julio como el día de la identidad comechingón

De esta manera se propone visibilizar la presencia en pasado, pero por sobre todo la presencia actual, de las comunidades indígenas, “una contra memoria a la historia oficial”

Señala el historiador, que en “Córdoba hoy existen alrededor de 40 comunidades, las cuales están atravesando un proceso, que la antropología la llama de re emergencia étnica” o indígena.

Así mismo continua la conformación de comunidades. Esto sobre la base de memorias familiares, que habían permanecido ocultas o subordinadas.

Se encuentra en la zona de los barrios Alberdi y Alto Alberdi, Santa Ana, Quintas de Santa Ana, hasta los límites con La Calera, una reducción indígena conformada a principios del siglo XVI.

Comenta Pablo que estas tierras fueron reconocidas por el estado provincial hasta 1881, hasta que el juarismo sanciona la ley general de expropiaciones.

“Desde el año 2007 la comunidad del pueblo, basándonos en 6 linajes, han reelegido sus autoridades, sus curacas, conformando esta comunidad que es la más activa de la provincia”, señala el Lic. en historia y profesor del ICA.

La contra memoria, la reivindicación de la imagen de los pueblos originarios, el reconocimiento de su lugar por estas tierras, es la misión activa.

Un 6 de julio que para nuestros antepasados es recordar el atropello, las violaciones y el olvido, reflexiona Pablo.

A continuación la charla que mantuvimos con Pablo Reyna, Licenciado en historia y Profesor del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA), en el programa Detrás de los Hechos, se emite por Radio Inédita y Conexion Centro, de lunes a viernes a las 9 hs.